viernes, 3 de julio de 2015

Dios gobierna el mundo: una lectura creyente de la historia

"Daniel en el foso de los leones", Henry Osawa Tanner

A veces tenemos la impresión de que estamos a merced de las fuerzas del mal que están actuando en nuestra historia, tanto a nivel personal como colectivo.

Guerras, crisis económicas, violencias, paro, muerte, enfermedades, catástrofes naturales, desahucios, pobreza, injusticias, totalitarismos, persecuciones, leyes impías, separaciones,,...

Y Dios parece no enterarse de nuestro sufrimiento. Como dice el salmo: "¿Hasta cuándo, Señor, seguirás olvidándome? ¿Hasta cuándo me esconderás tu rostro?" (Sal. 12)

Este aparente silencio de Dios frente al triunfo de la maldad es para algunos fuente de verdadero escándalo: "Tú llevas la razón, Yahvé, cuando discuto contigo; no obstante, voy a tratar contigo un punto de justicia ¿Por qué tienen suerte los malos, y son felices todos los traidores?" (Jer. 12,1)

Y sin embargo la Biblia no cesa de repetirnos esta verdad: Dios gobierna el mundo, todo lo que acontece o es querido por él, o él lo permite para el mayor bien de sus hijos e hijas: "Por lo demás, sabemos que en todas las cosas interviene Dios para bien de los que le aman; de aquellos que han sido llamados según su designio" (Rom. 8, 28)

Esto es una lectura creyente de la historia, la que nos enseña Israel en las páginas de la Biblia: desde la experiencia fundante de Abraham hasta la llegada del Mesías. Incluso la misma tribulación tiene un sentido en el plan de Dios: "Aunque vosotros pensasteis hacerme daño, Dios lo pensó para bien, para hacer sobrevivir, como hoy ocurre, un pueblo numeroso" (Gn. 50, 20)

Pero hay que tener una mirada de fe y no siempre es fácil. Necesitamos sabiduría para interpretar lo que ocurre a la luz del plan de Dios. Santiago nos ánima en su carta, precisamente, a pedirla: "Si alguno de vosotros está a falta de sabiduría, que la pida a Dios, que da a todos generosamente y sin echarlo en cara, y se la dará" (Stg. 1, 5)

A mi me ha servido de gran consuelo el libro del Apocalipsis. En el capitulo 4 el vidente cae en éxtasis y contempla la Gloria de Dios que gobierna el mundo desde su trono, y a los 24 ancianos con vestiduras blancas que postrados le rinden alabanza, reconociéndolo como origen y fuente de todo lo que existe: "Eres digno, Señor y Dios nuestro, de recibir la gloria, el honor y el poder, porque tú has creado el universo; por tu voluntad, no existía y fue creado" (Apoc. 4, 11).

En tiempos de tribulación, que no decaigan las rodillas vacilantes, mantengamos firmes la esperanza. No hagamos casos de los que conspiran contra la ciudad de Dios, del aparente triunfo de la maldad, nuestro ojos fijos en el Señor, Dios nuestro, de él viene nuestro auxilio, él es la defensa de nuestras vidas (Sal. 26).

Confiemos totalmente en su misericordia: "Caeremos en manos del Señor y no en manos de los hombres, pues como es su grandeza, tal su misericordia" (Ecle. 2, 18)

@elblogdemarcelo

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