miércoles, 9 de octubre de 2013

Octubre 2013: Preguntas frente a los paisajes del otoño






















De niño aprendí el origen de las 4 estaciones. Me lo enseñaron en un país, Venezuela, que por estar ubicado adyacente a la línea ecuatorial se rige por un régimen estacional distinto al de las zonas templadas. 

¿Quién ha ordenado el girar elíptico de la tierra alrededor del sol? ¿De dónde viene esta ley que regulariza el movimiento de nuestro planeta en el sistema solar, y que origina los cambios estacionales?

La ciencia investiga, indaga sobre el origen en el tiempo del orden que percibimos en el universo, busca los por qués explicativos de las leyes que rigen la materia. 

Pero la causa última del ordo universis se nos escapa. Entra en el campo de la filosofía y, por supuesto, de la religión.

¿El comportamiento regular que observamos en la naturaleza responde a una intención?, ¿es fruto del azar?, ¿se lo ha dado el universo o la materia a sí misma?,...

La razón se pregunta, busca, investiga, confronta datos. 

La teología cristiana siempre ha afirmado que el conocimiento de la existencia de un Dios creador, origen, guía y meta del universo, es accesible a la razón humana.

Respeto profundamente a quienes frente a estos problemas asumen una postura agnóstica o francamente atea. Sin embargo, a veces tengo la impresión de que no llevan hasta el límite las razones de su no creencia en un ser superior.

En ocasiones, lo confieso, he escuchado argumentos sobre la no la existencia de Dios que llevados hasta sus últimas consecuencias rozan lo irracional.

Demos testimonio de lo que creemos, y expongamos nuestras razones. La experiencia de la fe ni es contraria a la ciencia ni a la razón. 

Hoy cuando tantas personas evaden estas cuestiones que han acompañado a la humanidad desde el principio de los tiempos, estemos dispuestos y preparados para el diálogo con los no creyentes.

Abiertos a las preguntas frente al paisaje de lo que existe

Con humildad, abiertos a la escucha respetuosa de los otros, pero sin complejos.

Entretanto, admiremos la belleza del otoño.

"¡Oh bosques y espesuras
plantadas por la mano del Amado!
¡Oh prado verduras
de flores esmaltado
decid si por vosotros ha pasado!

Mil gracias derramando
pasó por estos sotos con presura
y yéndolos mirando
con sola su figura
vestidos los dejó de su hermosura."

San Juan de la Cruz, Cántico Espiritual, estrofas 4 y 5

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