lunes, 17 de diciembre de 2012

Vivir la gracia del Adviento



En medio de la oscuridad de la noche, de un silencio de estrellas que apenas titilan en el horizonte, el tiempo se convierte, simplemente, en un acto de fe.

Para vivir la gracia del Adviento hay que volver a la humildad de los niños, pienso y me transfiguro en clamor, en una invocación que se alza desnuda desde estos riscos de lava volcánica, el confín mismo de la tierra.

El destierro de los hijos de Eva.

Para vivir la gracia del Adviento hay que asentarse sobre la roca, el seguro refugio, el bastión contra el enemigo.




Para vivir la gracia del Adviento hay que estar un poquito harto de las felicidades mundanas, una cierta decepción del éxito y del aplauso no vendría mal, una buena bofetada de realidad y precariedad cotidiana es lo mejor.

Para vivir la gracia del Adviento hay que mirarse tal cual en el espejo de la misericordia divina, después de haber fracasado hasta aburrirse.

En realidad, para vivir la gracia del Adviento hay que ser pobre de espíritu, y habitar en la morada de Dios, refugiarse bajo el amparo de sus alas.

Desear a Dios con todas las fuerzas del corazón, anhelar su venida, buscar día y noche su presencia.

Para vivir la gracia del Adviento hay que necesitar a Dios.

Amén.

Marcelo

2 comentarios:

  1. Es cierto Marcelo para buscar a Dios primero tenemos que desearlo y hacernos humildes como los niños,buen dia.

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    1. Gracias, amiga, ese texto lo escribí noches atrás quizás con un sentimiento de cansancio ante mi mismo, pero hay que animarse porque en nuestra pobreza Dios se manifiesta. Es bueno confesar que necesitamos a Dios, es como una especie de "purga" de humildad que nos viene bien. En el día del Nacimiento del Señor te deseo Feliz Navidad

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