martes, 15 de mayo de 2012

María de Nazaret, ¡Profesora de Religión!

Era mayo, se acercaba el verano. El calor se había instalado inopinadamente en nuestra isla, y la gente añoraba el soplo de los vientos alisios.

A primera hora de la mañana la noticia corría por los pasillos del instituto, justo cuando el personal degustaba su primera taza de café, la Consejería había colgado la información en su página web.  Todos se apiñaron frente a la pantalla del ordenador para comprobar la veracidad del nuevo nombramiento: "María de Nazaret ha sido designada como profesora de Religión para uno de los institutos del municipio de Granadilla de Abona".

- Señores-comentó la Jefa de Estudios, una de las docentes más antiguas del centro- ¡Quién lo diría! ¡La Virgen María, la Madre del Señor, ha sido nombrada Profesora de Religión!

- Cierto, - respondió el profe de Plástica- pero lo que no sabemos es cuál será su destino: ¿El Médano?, ¿Los Cardones?, ¿Granadilla?, o, quizás, ¿El Magallanes?

Todos los allí presentes se miraron con perplejidad. Y corrieron a las aulas, pues el timbre acababa de sonar.

La novedad, muy pronto, llegó a los alumnos: ¡La profe de Religión puede que sea María, la Madre de Jesús! Ansiosos, se preguntaban unos a otros:  ¿cómo será la Virgen María como profesora?, ¿será estricta?, ¿se enrollará con nosotros?, ¿pondrá películas en clase?, ¿nos sacará de excursión?, ¿nos llevará a la sala de ordenadores?, ¿mandará tareas?,...

Unos chicos de 1º ESO, preocupados, estuvieron haciendo averiguaciones sobre el asunto. Alguien les dijo que para reconocer si su nueva profesora era María de Nazaret tenían que consultar los Evangelios: ¡Allí estaba todo!

Tras investigar toda una tarde, y devorar cientos de ricas galletas, escribieron en un papel, con la ayuda de la profe de Biología, que, de paso, era muy buena persona, sus conclusiones sobre cómo sería la Virgen María de profesora:

1. Estaría siempre atenta a las necesidades de los alumnos y alumnas: Como en Caná de Galilea, cuando se dio cuenta que se había acabado el vino, ella estaría bien pendiente de las necesidades de los chicos y chicas, y en base a ellas daría la clase. Aunque seguiría la programación pautada, no le importaría adelantarla si ve que es oportuno (total, ella es especialista en adelantar la hora cuando está en medio la caridad).

2. El centro de la clase lo ocuparía Jesucristo y la Palabra de Dios: ¡Ella quiere tanto la Palabra!, la que se formó en su seno durante nueve meses por obra del Espíritu Santo y también la Palabra escrita, el Antiguo y el Nuevo Testamento. De tanto meditarla y conservarla en su corazón, de tanto vivirla en el día a día de su vida, seguro que la tendría siempre en los labios y en el pensamiento. Le inculcaría a los chicos el amor a Jesucristo, y les enseñaría con palabras y obras la Buena Noticia del Evangelio.

3. Formaría en cada clase un modelo de vida, y de aprendizaje, comunitario: Ella está acostumbrada a trabajar en comunidad, formando un sólo corazón y una sola alma con los amigos de Jesús, por eso le gusta formar equipos donde los alumnos comparten su vida y sus conocimientos, y crecen juntos. Todos los valores de la convivencia: la tolerancia, el perdón, la escucha, el respeto, se vivirían con ella, a fin de que el curso logre formar una pequeña familia, y ponga en práctica lo que tanto recalcó Jesús: el Mandamiento Nuevo del Amor.

4. Sería una profe solidaria y comprometida con la causa de la justicia y de la paz:  Como ella conoce los sufrimientos de los pobres, enseñaría a los chicos y chicas a abrir bien los ojos para que reconozcan el rostro de Jesús en los necesitados. Ella, que ha cantado como Dios derriba del trono a los poderosos y enaltece a los humildes, colma de bienes a los hambrientos y a los ricos despide vacíos, propondrá a los alumnos participar en proyectos solidarios y de cooperación, que hagan presente el querer de Dios, su Reino, en nuestra historia.

5.  Se dejaría guiar por la fuerza y la unción del Espíritu Santo: El Espíritu Santo, que la cubrió con su sombra en la Encarnación y la llenó de dones y carismas en Pentecostés, guiaría siempre las clases de María. Ella sabe que la enseñanza es un carisma, un ministerio para la edificación del Cuerpo de Cristo, por eso, dócil  a su gracia, María buscaría la sabiduría que viene de lo alto, el don del consejo, la fortaleza, el entendimiento, el temor de Dios, el discernimiento, para que sus decisiones como profesora redunden siempre en el bien de los alumnos y alumnas que se les han confiado.

6. Viviría su servicio como docente en comunión de fe y vida con la Iglesia: Las palabras y las enseñanzas de María revelarían siempre su amor y su adhesión de fe con la Iglesia, el Cuerpo Místico de Cristo. Ella se sentiría enviada por el Señor como colaboradora en la misión de enseñanza que compete a la Iglesia diocesana, reconociendo y enseñando la fe de Pedro y de los apóstoles, en comunión de fe y vida con los pastores del Pueblo de Dios.

7. Sería una profesora cercana y comprometida con los chicos: Los chicos y chicas, que saben reconocer quién les quiere de verdad, tendrían en María de Nazaret una profesora cercana y amable, verdaderamente interesada en su bienestar y desarrollo, firme a la hora de corregirles y recordarles las normas, pero al mismo tiempo respetuosa y comprensiva, que conquistaría su confianza.

8. Transmitiría siempre la alegría de servir a Dios: María, una profesora que vive su vocación docente como la humilde servidora del Señor, con la alegría de saberse amada y elegida por Dios para esta misión. Como para ella lo primero es Dios, que llena totalmente su corazón, sus palabras serían siempre nuevas, estarían llenas de vida, pues serían el testimonio de la experiencia de salvación que ella misma vive en Jesucristo, su querido Hijo.

Al cabo de unas semanas, la profesora María de Nazaret se incorporó por fin a su centro de destino,... 

¿Reconocemos su presencia entre nosotros? Los chicos y chicas siempre la buscan en cada uno de sus profesores y profesoras de Religión.

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