lunes, 10 de octubre de 2011

AULA DE RELI: Encontrar lo que se ama, una lectura creyente en la muerte de Steve Jobs

Aula de Reli ha publicado un excelente post sobre el reciente fallecimiento del genio de la informática Steve Jobs, y su hondo significado desde una perspectiva cristiana, haciéndose eco de la resonancia que ha tenido su coherente testimonio de vida en la palabra de algunos pastores, y en importantes medios eclesiales.

Con la actitud paulina de saber reconocer los justo, lo verdadero, lo noble, lo hermoso que subyace en el milagro de la vida, signo de la inmensa dignidad de ser persona humana, transcribo a continuación el artículo a que hago referencia, junto con las interesantes viñetas que lo acompañan y que bien merecen una sonrisa y, sobre todo, una reflexión.


La muerte de Steve Jobs, el afamado creador de la empresa tecnológica Apple, ha congregado una gran atención mediática y un gran número de reconocimientos a la figura de este genio. También ha vuelto a traer a la actualidad su intervención en la ceremonia de graduación en la Universidad de Stanford, al poco de declarársele el cáncer que le ha llevado a la muerte. Este discurso ha llamado la atención del obispo Ms. Jesús Sanz, arzobispo de Oviedo, haciendo girar una carta pastoral sobre las palabras de Jobs, que el prelado considera que son de “una calidad humana en lo que vino a ser su testamento que vale la pena poderlo leer”. El discurso podemos leerlo y descargarlo en PDF íntegramente AQUÍ (NovaBella). También tenemos disponible el vídeo de ese momento:

Reproduzco ahora un extracto de la carta pastoral de Ms. Jesús Sanz haciendo una lectura creyente del discurso de Steve Jobs:
"Dice así su testimonio ante el valor del amor como verdadero motor de la vida: «En ocasiones la vida te golpea con un ladrillo en la cabeza. No perdáis la fe. Estoy convencido que lo único que me permitió seguir fue que yo amaba lo que hacía. Tenéis que encontrar lo que amáis. Y la única forma de hacer un gran trabajo es amar lo que se hace. Si todavía no lo habéis encontrado, seguid buscando. No os detengáis. Al igual que con los asuntos del corazón, sabréis cuando lo habéis encontrado». Amar lo que se hace, hacerlo por amor, es lo que cambia radicalmente nuestro modo de empezar cada mañana a hacer las cosas que llenarán nuestras horas entre fatigas, encuentros, disgustos y alegrías.
A continuación, de manera más conmovedora, afronta el tema de la muerte. Lo dice alguien ya sentenciado que desde su cáncer habla a una multitud de jóvenes que se graduaban en la universidad: «me miro al espejo todas las mañanas y me pregunto: “si hoy fuera en último día de mi vida, ¿querría hacer lo que estoy a punto de hacer?” Y cada vez que la respuesta ha sido “no” varios días seguidos, sé que necesito cambiar algo. Recordar que moriré pronto constituye la herramienta más importante que he encontrado para tomar las grandes decisiones de mi vida. Porque casi todas las expectativas externas, todo el orgullo, todo el temor a la vergüenza o al fracaso todo eso desaparece a las puertas de la muerte, quedando solo aquello que es realmente importante. Recordar que vas a morir es la mejor manera que conozco para evitar la trampa de pensar que tienes algo que perder. Ya estás desnudo. No hay ninguna razón para no seguir a tu corazón».
Jesucristo nos ha enseñado a estar atentos a las cosas, a esa realidad de cada día en la que la vida se pasea entre nuestros sustos y nuestras esperanzas. Ahí, en la plaza donde juegan los niños, en el templo donde una viuda echa la limosna de la vida, en el árbol donde se aúpan los curiosos impostores, en las calles donde deambulan pecadoras y sus farisaicos acusadores, en la noche de las búsquedas y en los pozos de la sed. La vida que nos relata de mil modos la eterna historia de Dios que ha venido a salvarnos. El amor y la muerte son dos “argumentos” tan cotidianos que podemos hacerlos banales. Amar lo que se hace y hacerlo por amor, sabernos desnudos de seguridades vacías para no tener jamás temor. Es la lección que nos ha dado Cristo al acompañarnos con su gracia, con su ejemplo, con su promesa de resurrección. El corazón no nos engaña cuando de modo incensurable nos empuja a buscar lo que amamos. Esta indómita nostalgia coincide con el Don de Dios."
Curiosamente, varias de las viñetas de recuerdo de Steve Jobs lo imaginan de modo cariñoso entrando en las puertas del cielo y encontrándose con distintos personajes bíblicos. Junto con la que encabeza el artículo, he encontrado otras cuatro:

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