martes, 24 de mayo de 2011

SOPLA, SEÑOR, SOPLA FUERTE



Escuchando esta canción, nos sentimos movidos a buscar a Jesús.

Sopla la brisa fresca de la tarde, un viento que penetra los poros de las cosas, que inunda mansamente el latido de vida que estalla en cada ser, que alivia del bochorno al caminante.

Es Dios mismo, respirado y aspirado en el seno de la Trinidad, el amor entrañable del Padre y el Hijo.

Es el Espíritu Santo.

Y viene a vendar las heridas, a romper ataduras, a hacer nuevas todas las cosas.

Como el milagro del génesis, cuando el viento de Dios soplaba sobre las aguas primeras.

Es el Espíritu Santo.

¿Cómo describirlo? Medicina, amistad, fuego, fuerza, dulzura, juventud, poder, aliento, gozo, paz, victoria, amor, ternura, luz, claridad, creación, verdad, milagro, profecía, misericordia.

Es el Espíritu Santo. Y, sencillamente, no hay suficientes palabras que lo contengan

Sólo atino a repetir con el que canta: Sopla, Señor, sopla fuerte,...

Junto con María, en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.

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