domingo, 14 de noviembre de 2010

JOVEN DE MI PAÍS - Padre Diego


Un videoclip de la canción del Padre Diego "Joven de mi País", denunciando la situación de pobreza de muchos jóvenes de Perú. Y junto con estos jóvenes peruanos, tantos y tantas, de distintas nacionalidades, a lo largo y ancho de nuestra querida América Latina, padeciendo las mismas consecuencias de unos gobiernos inoperativos, incapaces de generar riqueza y de repartirlas equitativamente, para que todos y todas tengamos una vida digna.

Pero no son sólo los gobiernos latinoamericanos los culpables. También el primer mundo, con su dominio de las armas, la tecnología, las finanzas, el mercado y la información, los que mantienen políticas que perpetúan la pobreza en el mundo.




En estos días se reunió de nuevo el grupo de los 20, una suerte de club donde a las naciones poderosas se le suman los llamados países emergentes, a fin de establecer algunos parámetros económicos comunes que logren solventar la crisis financiera, y, de paso, salvar el capitalismo.

Es decir, pensando yo en voz alta, hacer cambios, para que nada cambie. Reproducir la desigualdad entre las naciones, para que la crisis que ahora padecemos se quede en los países pobres.

En África, América Latina y gran parte de Asia la crisis lleva ya siglos. En Europa y USA es cosa apenas de dos años, poco más.

Si una sociedad le niega a un joven el derecho a una vida digna: casa, alimentos, educación, vestido, seguridad, comete un pecado tan grave contra la vida, como lo puede ser el aborto.

El mismo ardor que hemos puesto en la Iglesia de Dios en la defensa del derecho a la vida desde su concepción, deberíamos ponerlo en denunciar las situaciones indignas, como lo son la pobreza y el hambre.
Cuando un niño pobre sufre, es Cristo, El Señor, quien sufre y padece en ese niño.

Los pobres son sacramento de la presencia de Jesús en medio de nosotros.

La canción puede escucharse con los alumnos y alumnas en clase de Religión. Ideal para temas como el compromiso cristiano, la solidaridad, y la justicia social.

"Porque tuve hambre, y me dieron de comer; tuve sed, y me dieron de beber; era forastero, y me acogieron; estaba desnudo, y me vistieron; en la cárcel, y vinieron a verme. (...) En verdad les digo que cuanto hicieron a unos de estos hermanos míos más pequeños, a mí me lo hicieron" (Mt. 25, 35-36.40)

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